IKIGAI, DANDO SENTIDO A LO QUE HACES
Hoy quiero hablaros del concepto Ikigai una palabra japonesa que significa «la razón de vivir» o «la razón de ser». Según la cultura japonesa todas las personas poseemos nuestro propio Ikigai y descubrirlo requiere con frecuencia de una búsqueda profunda dentro de nosotros mismos. Para los japoneses esta búsqueda es considerada de vital importancia ya que su hallazgo nos traerá satisfacción, realización y dará sentido a nuestra vida. Interesante ¿no crees?
En una charla de TEDx, titualada «Cómo vivir para llegar a a los 100 años», alrededor del minuto 10, Dan Buettner sugirió que el Ikigai era una de las razones por las que la gente de Okinawa, Japón, tenía una vida tan larga. Para encontrar el camino a una vida larga y saludable, Dan Buettner y su equipo estudian las “Zonas Azules» del mundo, comunidades en las que las personas mayores viven con gran fuerza y vigor hasta una edad record.
La palabra Ikigai se utiliza generalmente para indicar la fuente del valor de la vida de uno o las cosas que hacen que la vida valga la pena para nosotros. En segundo lugar, la palabra se utiliza para referirse a las circunstancias y sensaciones en las que las personas sienten que sus vidas son valiosas. No está necesariamente ligada a la situación económica personal, o al estado actual de la sociedad en la que vive. Incluso si una persona siente que el presente es sombrío, pero tiene un objetivo en mente, puede sentir el Ikigai. Los comportamientos que nos hacen sentirlo no son acciones que nos vemos obligados a llevar a cabo, sino acciones naturales y espontáneas.
Cuando alguien se encuentra en sintonía con su Ikigai se despliega en la persona un proceso que permite que las posibilidades de uno mismo florezcan.
La gente puede sentir el auténtico Ikigai solo cuando, sobre la base de una madurez personal, de la satisfacción de diversos deseos, del amor y de la felicidad, se encuentra con los demás y con un sentido del valor de la vida, que avanza hacia la autorrealización.
Kobayashi Tsukasa
Si bien no comparto muchas de las cosas de la cultura japonesa como la superstición, la forma de gestionar sus emociones y la frialdad a la hora de mostrar su afectividad, si que hay otras que me parecen realmente interesantes. Así, por ejemplo, creo que es muy interesante el método Kaizen o las propias técnicas sobre la gestión de la calidad que se han trasladado también a occidente en el ámbito empresarial y que son realmente valiosas si queremos avanzar en la mejora continua.
Tampoco quiero caer en el tópico de que lo que viene de fuera es mejor que lo nuestro. Como en cada país y en cada cultura hay cosas mejores y cosas peores. De los japoneses es admirable en general su amabilidad, su educación y comportamiento ejemplar casi siempre con los demás. Su esperanza de vida es envidiable ya que suele ser superior a la media mundial debido a sus hábitos de alimentación y a su filosofía de vida. Aunque no debemos olvidar también que tiene una alta tasa de suicidios. Una de las más altas del mundo, con un bosque que se ha convertido en popular precisamente por ser elegido por muchas personas para acabar con sus vidas, «Aokigahara», en el que está basada la película El bosque de los sueños que si no has visto, no te dejará indiferente. Por otro lado, no debemos olvidar el fenómeno «Hikikomori»: jóvenes encerrados en sus cuartos acompañados de computadoras e Internet que no salen a penas de sus casas quedando aislados e incomunicados de cualquier tipo de interacción física con otros seres humanos. Aspectos muy preocupantes también que acarrean graves consecuencias personales, psicológicas y sociales. Por lo que no se trata de idealizar otras culturas sino de quedarnos con herramientas positivas que merecen la pena para desarrollarnos profesional y personalmente.
Pero centrémonos en el concepto de Ikigai del que hoy quiero hablaros porque creo que es útil, práctico y realmente muy interesante.
¿Alguna vez te has preguntado para qué te levantas cada mañana? Espero que sí y espero además que te lo preguntes con relativa frecuencia. Eso querrá decir que no has hecho de tu vida una serie de actividades rutinarias que realizas de forma automática sin apenas ser consciente de cómo se desenvuelve tu vida, siguiendo tu cultura o reproduciendo la forma de vivir de tu entorno sin cuestionar te tú estilo de vida. Por cierto, no sirve responder a la pregunta con típica frase «para ganar dinero». Eso está muy bien y es necesario para todos pero lo que hoy quiero proponerte es que te plantees ir más allá de esa respuesta. Que te abras hacia una perspectiva más amplia y profunda que te permita conectar con algo que te facilite conseguir recursos económicos y que además te aporte algo más que dinero. Una actividad laboral o un negocio que solo da dinero, no es una buena actividad laboral ni un buen negocio.
Ikigai se basa en cuatro conceptos que están estrechamente relacionados entre sí:
1. Pasión
Lo que te gusta y no puedes dejar de hacer. Parece como si en lugar de haberlo elegido tú, eso que te encanta hacer te hubiera elegido a ti. Dedicas horas en hacerlo, siempre sacas tiempo para hacerlo por muy ocupado que estés y cuando lo realizas el tiempo se te pasa volando y disfrutas con ello.
Examina tu biblioteca, los libros que lees, los podcast que escuchas, las películas, los documentales y los vídeos que ves. Los temas de los que hablas, las cosas sobre las que escribes, las personas a las que admiras. Eso te dará ya muchas pistas.
2. Misión
Aquello para lo que crees que has venido al mundo y que tiene que ver con tus valores, con tu forma de ver las cosas y por supuesto ha estado influenciado por tus circunstancias de vida y por las propias experiencias que has venido teniendo a lo largo de los años.
Tu misión es la causa a la que tú creas que merece la pena dedicarle tiempo, recursos, energía y constancia.
3. Vocación
Aquello en lo que eres bueno. No sabes cómo ha venido a ti pero hay cosas que se te dan bien desde pequeño. Tienes ciertas habilidades para hacerlo, a penas te cuesta y no te resulta demasiado trabajoso. Te encanta ofrecerte para hacerlo e incluso otras personas piensan en ti para hacer eso que se te da bien. Son talentos innatos con los que has venido a este mundo y muchas veces no has tenido que entrenarlos sino que son fruto de haber escuchado tu sabia voz interior y haberte atrevido a ponerla en acción.
4. Profesión
Aquello a lo que te has venido dedicando los últimos años para lo cual has recibido una formación oficial o no oficial pero de lo que has aprendido mucho, precisamente porque está en consonancia con tu pasión, misión y vocación y por lo que te pueden pagar porque aporta un valor a las personas, a las organizaciones y a la sociedad.
Así, en Coaching Talent nos mueve la pasión por todo lo relacionado con el desarrollo de las personas, las organizaciones, la calidad y la mejora continua.
Nuestra misión es acompañar, apoyar e inspirar a las personas para que alcancen una mayor satisfacción en el desarrollo de sus funciones en el ámbito laboral, incrementando su productividad y su calidad de vida.
Nuestra vocación nos impulsa a acometer todas aquellas acciones que van dirigidas hacia la puesta en valor de la persona a través de nuestra profesión con un método de trabajo estructurado y contrastado a lo largo de estos años con nuestros clientes, acompañando e impulsando el desarrollo de las personas, de los equipos y de las organizaciones.
Nuestros clientes obtienen beneficios, habilidades y mejores resultados en áreas como la fijación de metas, la productividad y organización personal, la comunicación, la motivación, las habilidades para la venta y el liderazgo en la gestión de equipos. Para ello no nos olvidamos de hacer que las personas descubran y conecten con sus valores, sus motivaciones, así como sus habilidades, dones y talentos, potenciándolos y facilitando su desarrollo para que puedan ponerlos a su propio servicio, al servicio de su organización y en último término al servicio de la sociedad en su conjunto. Las actitudes, las acciones y los comportamientos que surgen desde ese lugar os puedo asegurar que son mucho más trascendentes, valiosos y llenos de auténtico sentido.
De este modo podemos concluir que trabajar desde la filosofía Ikigai conduce a las personas hacia una experiencia más plena y satisfactoria porque le otorga un sentido, tanto a su vida como a lo que hace.
Y tú, ¿has descubierto ya cuál es tu Ikigai? Si no lo has hecho te animo a que lo descubras para dar más sentido a tu vida y a lo que haces y no nos prives de tus capacidades, dones y talentos. Sácalos a la superficie, deshazte de tus miedos y limitaciones y dale más sentido a tu profesión, a tu negocio y a tu vida. Sí lo deseas nosotros podemos acompañarte en el proceso. Contacta con nosotros, cuéntanos cuáles son tus planes y proyectos y te informaremos de cómo podemos ayudarte a mejorar tus resultados.