POR QUÉ NO FUNCIONA EL COACHING

 En Coaching Ejecutivo, Coaching Empresarial, Desarrollo organizacional, Desarrollo profesional

Desde que me dedico al Coaching Empresarial y Ejecutivo de manera profesional con frecuencia me encuentro con personas escépticas en cuanto al valor que el Coaching puede aportar en el ámbito profesional y personal. Incluso me he encontado con personas que lo ridiculizan o lo atacan sin realmente saber en qué consiste. Tampoco faltan aquellas que me dicen, entre sonrisas, «yo eso no lo necesito».

Todo esto es normal desde mi punto de vista por varias razones. La primera es que nuestro cerebro tiende a oponerse y rechazar toda información nueva y que aún no ha podido ser verificada a través de la propia experiencia.

La segunda razón suele ser porque se piensa que hay un intrusismo por parte de los Coaches en el ámbito de la Psicología lo cual no es cierto o no debería serlo porque ambas disciplinas tienen su ámbito de actuación y muchas veces se complementan.

La tercera razón creo que puede tener que ver por la cantidad de personas que dicen ser Coaches y que a menudo carecen de titulación académica o certificación que avale su formación o profesionalidad y por la falta de experiencia profesional que vienen realizando diversas actividades que a menudo parecen superficiales o «happy flower» y que muchas veces solo tienen sentido para quienes las realizan.

El Coaching como metodología

Pero no estoy aquí para lanzar piedras sobre la metodología del Coaching que tantos buenos momentos me ha aportado en todas las áreas de mi vida. Sinceramente pienso que que el Coaching no funciona por una simple razón: por que muchas veces lo que se hace no es Coaching, sino formación, mentoring o consultoría. Y no pasa nada, está muy bien también, pero claro entonces cuando nuestros clientes no logran alcanzar sus objetivos porque la metología propuesta no tiene mucho que ver con sus negocios ni con ellos mismos, y no hemos sabido adaptarnos a su forma de ver el mundo y su negocio solemos llegar a la conclusión que es porque el programa o proceso de Coaching no ha funcionado. El Coaching implica desarrollo profesional y personal, pasarlo todo por el filtro de la propia experiencia y eso pocas veces se consigue a través solo de la formación, el mentoring o la consultoría.

Lo primero que deberiamos hacer es definir que es el Coaching. Y aquí hay tantas definiciones como profesionales. Desde mi punto de vista se trata de una metodología que pone en valor a la persona y hace que despierten en ella sus mejores recursos para lograr desplegar su potencial y alcanzar o acercarse hacia sus metas. ¿Eso quiere decir que cualquier objetivo que nos propongamos lo vamos a alcanzar? Muchos sí, pero seguramente otros muchos no. Pero lo importante no es tanto conseguir el objetivo, sino en lo que vas aprendiendo en el propio proceso. Si después de un tiempo prudencial de 3 ó 6 meses en un proceso de Coaching no se aprecian cambios significativos en la forma de afrontar los obstáculos, de percibir, pensar y actuar es que algo seguramente no se está haciendo correctamente.

A menudo nos encontramos con personas dentro del sector del Coaching que aún no han comprendido bien a nivel experiencial lo que significa el Coaching, aunque hayan realizado muchos cursos o hayan leído muchos libros al respecto. Como ya sabes, una cosa es lo que crees que sabes y otra muy distinta es pasar todo ese conocimiento por la propia experiencia para poder verificar que realmente es así también para ti y poderlo integrar. Para eso suelen hacer falta, tiempo y experiencias suficientes como para haber pasado por alguna crisis que te haya hecho cuestionar tu forma de percibir la realidad y de responder ante las dificultades. Segundo, un trabajo interno profundo de autococimiento y mucha perseverancia para seguir aprendiendo y desaprendiendo cada día. Y sobre todo tener un interés real y genuino por las personas.

En Coaching Talent trabajamos sobre las bases del Coaching porque sabemos que es una de las mejores maneras de afrontar los obstáculos en los procesos de cambio y de mejora tanto a nivel empresarial como profesional y personal. Y no es una creencia, es algo que hemos verifiado en nosotros mismos y en las personas con las que trabajamos.

Muy nombrado, poco conocido

La realidad es que en las charlas en las que suelo participar para hablar sobre la metodología del Coaching me encuentro con respuestas sorprendentes cuando pregunto quién sabe realmente lo que es el Coaching. La realidad es que la mayoría de las personas suelen tener ideas vagas y confusas a cerca de esta metología y poco conocimiento a cerca de su funcionamiento.

Conozco muy pocas personas que habiendo conocido el Coaching con cierta profundidad nieguen las ventajas y beneficios de trabajar sobre sus bases o hayan pensado que es una disciplina menor o con poco valor. También conozco a personas que lo han hecho poco menos que una religión y el solo hecho de nombrarlo o hablar de ello hace que se lleven la mano al pecho y leviten un palmo sobre suelo. Esto suele ocurrir con casi todo aquello que descubrimos y que nos abre nuevas perspectivas que antes no éramos capaces de ver, reconocer o apreciar.

Lo lógico es que a medida que profundizamos en las técnicas, herramientas o disciplinas nos vaya ocurriendo lo que nos pasa con casi todo, y es que nos demos cuenta de que aquello que pensabamos que era tan maravilloso y que parecía la solución a todos los problemas, incluidos los nuestros, tampoco resulte ser la panacea.

Hay una frase que leí hace tiempo en una entrevista a Peter Brook, uno de los directores de teatro y cine contemporáneos más influyentes de nuestra época que me dejó pensativo, y que a menudo traigo a mi mente cuando creo haber realizado un gran descubrimiento. Es la siguiente: «Cuando creas que has hallado lo que buscas, piénsalo bien… Quizá sea solo un montón de mierda». Creo que no hay mucho más que añadir. Cuestionémoslo todo, por supuesto esto que estás leyendo también. Reconocer que no sabes no es ningún problema y suele ser signo de sabiduría. Creer que ya sabes, suele ser signo de ignorancia.

Trabajar desde las bases del Coaching implica auto observación, toma de consciencia sobre uno mismo y lo que le rodea y aceptación para lograr sostener todo lo que va sucediendo durante el propio proceso. También es necesaria la humildad para reconocer que aquello que hemos aprendido sobre técnicas, métodos y herramientas, pueden ser útiles y están muy bien para algunas personas u organizaciones, pero no sirven para todas con la misma eficacia.

La diversidad enriquece

Llegar a una empresa o a un equipo y decirles lo que tienen que hacer o dejar de hacer es muy osado y arriesago. Así, se hace imprescindible utilizar técnicas y habilidades por parte del Coach muy básicas y universasles pero que con frecuencia nos cuesta aplicar, como puede ser escuchar activamente, observar lo que está sucediendo sin juzgarlo, vaciarse de prejuicios, de creencias, y sobre todo estar muy presentes.

Practicar la humildad, la empatía, la asertividad y el respeto hacia quien tienes enfrente para poder verle de verdad es fundamental. Calzarse sus zapatos, pero sin olvidar quitarnos los nuestros. Intuir más allá de las palabras lo que en realidad ocurre a la persona o al equipo son habilidades muy valiosas para poder ser útiles en los procesos de desarrollo de personas, equipos y organizaciones.

También debemos aprender a formular buenas preguntas, más que ofrecer respuestas. No debemos olvidar que es la persona o el equipo quien tiene la respuesta a muchas de las cuestiones que se plantean. Nuestra labor como Coaches consiste en hacerles conscientes de las dificultades que presentan, lograr que afloren un sin fin de posibilidades para afrontarlas y lograr que sean ellos mismos quienes se automotiven y se impulsen para provocar los cambios deseados.

Como Coaches debemos estar presentes para poder percibir y escuchar más allá de las palabras y no intervenir a la mínima incidencia que se presente para permitir que la propia persona o el equipo se de cuenta de lo que está ocurriendo. No intervenir según surgen los conflictos, ya que a menudo es necesario que se produzcan y se pongan de manifiesto. No pretenderemos acabar con ellos, puesto que muchas veces los conflictos son inevitables. Eso sí, debemos trabajar para ser capaces de promover y generar las habilidades y actitudes necesarias para convertirnos en buenos solucionadores de los conflictos.

El conflicto nos aporta mucha información. Desde él podemos observar cómo funcionamos las personas desde nuestras diferentes personalidades, nuestras necesidades, nuestros anhelos e intereses. Eso no debe ocultarse, todo lo contrario debemos ser capaces de verlos y observarlos desde diferentes perspectivas para aprender de ellos.

A través del conflicto podemos observar también cómo afloran nuestras emociones. Podemos comprenderlas, ver cómo surgen, por qué y para qué. Conocer cómo podemos gestionarlas con más inteligencia para que no enturbien y perjudiquen la comunicación dentro de los equipos es algo fundamental que debemos trabajar si queremos avanzar con decisión hacia los objetivos propuestos.

Nuestro trabajo como Coaches es hacer todo esto consciente y hacer de espejo sobre lo que allí sucede, sin añadir de lo nuestro. Debemos actuar como un espejo. Un espejo no opina, tan solo refleja la realidad. La finalidad es que la persona o el equipo sea consciente de lo que le sucede y sea él mismo quien aporte las posibles soluciones a sus conflictos.

El arte del Coaching

Para eso, como Coaches, tenemos que apartar lo nuestro y estar presentes durante toda la sesión. Si intervenimos sin ningún tipo de control lo más probable es que no estemos presentes y no seamos conscientes de por qué lo hacemos, pudiendo estar condicionados por nuestras propias creencias o las emociones que experimentamos en determinados momentos. Por eso muchos dicen que el Coaching es un arte, porque no todo se soluciona con metodología académica, analítica o intelectualmente, porque a veces hay que lograr sacar lo mejor de las personas y de los equipos desde otro lugar. Un lugar menos contaminado de prejuicios y creencias que pueden estar influenciados por nuestro propio mundo mental y emocional que muchas veces es inconsciente para nosotros mismos.

El Coach debe creer más en su cliente que lo que el cliente muchas veces cree en sí mismo, para eso debe desactivar conscientemente sus juicios y ser capaz de ver con una mirada más amplia. Todos lo hemos experimentando en algún momento: Cuando alguien ha confiado en nosotros, más que nosostros en nosotros mismos, han aflorado en nosotros recursos de los que ni siquiera éramos conscientes.

Por eso en Coaching Talent nos gusta recordar lo importante que es que alguien te vea, que alguien crea en ti, para que de este modo seas capaz de desplegar todo tu potencial. Y eso es algo que nos encanta promover en todos nuestros procesos de desarrollo profesional y personal.

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